ShabatVaiakhel - Tajashim: sobre lo extraordinario y lo efímero.

  La riqueza de la tradición judía, sus fuentes y comentaristas, nos invitan una vez más a profundizar en el vasto océano de las múltiples interpretaciones que ofrece. La inmensidad puede ser intimidante, pero apenas nos aventuramos por la orilla del aprendizaje, el camino puede sorprendernos con perlas relucientes, como las que encontramos en la porción de la Torá que nos convoca esta semana: El Pueblo de Israel se reúne, comprometidos en la construcción del Mishkán. En una muestra de la asombrosa generosidad que los movilizaba, trajeron oro, plata y cobre, hermosas lanas y telas, maderas de gran valor, piedras preciosas… Entre los materiales donados se encontraban pieles de cierto animal llamado en hebreo "tajash" . Hoy, algunas traducciones al castellano del versículo Éxodo 35:7 hablan de "cueros teñidos de azul". La Sociedad de Publicaciones Judías (JPS) arriesga una conjetura y traduce estas pieles "como las de un delfín&quo

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Haftara Ekev

Isaías 49:14-51:3


"D's me ha abandonado", se lamenta Tzión, "mi soberano se ha olvidado de mí". (49:14)

Este lamento abre la segunda de las siete haftarot de consuelo, marcando así las siete semanas entre Tishá B'Av y Rosh Hashaná. Aunque nos ofrece algo de consuelo, en sí la Haftará es triste, sin embargo la respuesta del profeta es positiva y nos muestra la esperanza de la futura redención.

El narrador de esta Haftará, Isaías, vivió durante el exilio de los israelitas en Babilonia después de la destrucción del primer templo. Sus palabras reflejan la realidad que le tocó vivir y fluctúa entre la esperanza y la desesperación.

Mucho del poema de esta Haftará consiste en vívidas metáforas,  muy expresivas de la relación de D's con Israel.

"¿Puede una madre olvidar a su bebé, o dejar de amar al hijo de sus entrañas?"

Isaías se hace estas preguntas al comienzo (49:15) y casi afirma que D's no puede nunca olvidarnos.

Sigue usando metáforas de niños y describiendo cómo las naciones traerán a los exiliados de regreso a la tierra de Israel. (49:22)

El poema continúa hablándonos en metáforas amorosas, desde una pareja al borde del divorcio a otra en el lecho nupcial. Y así queda muy claro un punto: El pueblo de Israel y D's son dos con una relación muy intensa.

Este sentimiento alcanza su mayor intensidad al promediar la Haftará; Isaías nos habla llamativamente de su propia y personal relación con D's: "D's me ha dado una lengua de instruidos, para saber contemporizar con el sediento de palabra. Él me despierta -mañana a mañana- me despierta al oído, para oír cómo los instruidos". ( 50:4)

Isaías se lamenta por cómo el ser un profeta lo ha hecho sufrir, porque sus oyentes no siempre apreciaron su mensaje.

Diremos, como nota de humor, que los comentaristas nos lamentamos porque "casi" no nos leen.

Al finalizar, Isaías retorna a la imagen de D's y del pueblo judío como dos compañeros que les ha tocado vivir una áspera historia, pero están preparados para enfrentar juntos el futuro. (51:3)

De la misma manera miremos nosotros el futuro, hacia adelante, juntos, con nuestras diferencias que nos enriquecen poniendo lo mejor de cada uno

Norma Dembo

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