ShabatVaiakhel - Tajashim: sobre lo extraordinario y lo efímero.

  La riqueza de la tradición judía, sus fuentes y comentaristas, nos invitan una vez más a profundizar en el vasto océano de las múltiples interpretaciones que ofrece. La inmensidad puede ser intimidante, pero apenas nos aventuramos por la orilla del aprendizaje, el camino puede sorprendernos con perlas relucientes, como las que encontramos en la porción de la Torá que nos convoca esta semana: El Pueblo de Israel se reúne, comprometidos en la construcción del Mishkán. En una muestra de la asombrosa generosidad que los movilizaba, trajeron oro, plata y cobre, hermosas lanas y telas, maderas de gran valor, piedras preciosas… Entre los materiales donados se encontraban pieles de cierto animal llamado en hebreo "tajash" . Hoy, algunas traducciones al castellano del versículo Éxodo 35:7 hablan de "cueros teñidos de azul". La Sociedad de Publicaciones Judías (JPS) arriesga una conjetura y traduce estas pieles "como las de un delfín&quo

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Parashat Ki Tetzé

 


Esta es la Parashá con más Mitzvot ( preceptos) en toda la Torá. Son más de 70 Mitzvot sobre la formación de la familia, educación de los hijos, manejo de la agricultura, leyes especiales para tiempos de guerra y más.

Aparece el primer código laboral de la historia, que regula las exigencias y tiempo de descanso y alimentación del ganado, que era la principal fuerza de trabajo de la época. Algo innovador para esos tiempos. Se presentan leyes morales, como la obligación de devolver objetos perdidos; códigos penales sobre casos de violación; leyes civiles sobre divorcios y herencias, y atención a una viuda sin hijos.

Parshamut y Musar- nuestro aprendizaje” Cuando salgas a la guerra contra tu enemigo...” Así comienza esta Parashá, y luego relata las leyes específicas para tiempos de guerra. Y es que el fin no justifica los medios. En la guerra no todo vale, aún en tiempos de extrema tensión debemos mantener nuestra humanidad.

Llama la atención que dice “ Tus enemigos” siendo que si hay una guerra es porque hay un enemigo común para un pueblo o grupo. Por qué tus enemigos?

Nuestros sabios relacionan esta Parashá con la época que estamos, previos a iniciar un Año Nuevo y ser juzgados en Rosh Hashaná y Yom Kipur. En este tiempo de Teshuvá ( introspección) y revisión del año que termina, debemos identificar cuáles son nuestros enemigos personales. No se trata de algo externo sino interno.

Nuestros enemigos internos son los temores que nos impiden avanzar hacia nuestros sueños. Es aquella voz interna que nos hace pensar que no somos capaces, que no valemos tanto. Es la falta de confianza y autoestima, el miedo a lo que digan los demás.

La invitación es a revisar que enemigos internos tenemos, y cómo hacer para derrotarlos y así ser la mejor versión de nosotros mismos.

Los invitamos a conversar en familia alrededor de una mesa de Shabat:

Preguntas para compartir entre todos:

Que ejemplos de enemigos internos se te ocurre que puedan existir en una persona?

Por qué a veces nos dejamos llevar por ellos?

Para reflexionar:

Cuales son tus mayores enemigos internos?

Que puedes hacer para vencerlos?

Que harías si no tuvieras miedo a que no resulte?

Para conversar para los adolescentes:

Cual es tu mayor enemigo interno?

Que sueños estás dejando de cumplir por hacer caso a esos enemigos internos?

Equipo de Torat Jaim.


Shabat Shalom Umeboraj

Marcelo Mann


Respeta al campeón


Muy bien señor, déjeme decirle lo que significa ganar ... está dispuesto a trabajar más, trabajar más duro, dar más que nadie. -Vince Lombardi-

El Medio Oriente es y siempre ha sido un barrio difícil. Incluso antes del nacimiento de la Nación de Israel, la tierra de Canaán, el puente terrestre de Eurasia y África, la ruta entre los imperios egipcio y mesopotámico, fue el hogar de incesantes batallas, guerras, alianzas y rivalidades.

Después de que la nación hebrea escapa milagrosamente de la esclavitud de Egipto, desarrollan enemigos casi de inmediato. Entre esos enemigos están sus primos perdidos (descendientes de Lot, que era sobrino de nuestro patriarca Abraham), las naciones de Ammón y Moab.

La enemistad entre el pueblo judío y los amonitas y moabitas es tal, que la Torá declara que tienen prohibido para siempre unirse al pueblo judío (los rabinos han explicado que la prohibición era justa contra sus hombres).

El Meshej Jojma en Deuteronomio 23: 5 se pregunta por las razones dadas por la Torá que dice:
"Porque no te recibieron con comida ni agua en tu viaje después de que saliste de Egipto, y porque contrataron a Bilaam hijo de Beor, de Petor de Aram-naharaim, para que te maldijera".

Si bien uno podría entender la motivación de los moabitas para que se maldiga al pueblo judío, ¿por qué la Torá está tan indignada por la falta de hospitalidad de los amonitas y los moabitas? Una cosa es atacar, pero otra completamente distinta es no ser hospitalario.
El Meshej Jojma afirma que estas naciones deberían haberlo sabido mejor. Deberían haberse dado cuenta de que el pueblo que abandonó Egipto, el imperio más poderoso de la historia hasta ese momento, que dejó una tierra devastada por Dios y cuyas fuerzas armadas habían sido completamente aniquiladas, no era un pueblo con el que se podía jugar. Los hebreos que salieron de Egipto no solo eran dignos de asombro y respeto, sino que ese respeto debería haberse traducido en una obsequiosidad que debería haber incluido ofrendas de paz de comida y agua.

Si estas naciones hubieran internalizado verdaderamente que Dios estaba con el pueblo judío, como lo habían demostrado inequívocamente los acontecimientos de la época, habrían buscado la paz y no la guerra. Habría llevado a una paz permanente en lugar de generaciones de conflicto.

Que nuestros vecinos actuales lo comprenderán.
Shabat Shalom,
Ben-Tzion


Dedicación: A los países árabes que buscan la paz con Israel.


El enojo: sus usos y abusos

Traductor: Carlos Betesh

Editor: Ben-Tzion Spitz

Al comparar dos de los más famosos eventos de la Torá, nos encontramos con lo que parecería ser una flagrante contradicción. En la parashá de esta semana, en la montaña, Dios le ordenó a Moshé bajar adonde estaba el pueblo. 

Han hecho el becerro de oro. Moshé desciende guardando en sus manos el objeto más sagrado de todos los tiempos, las tablas de la Ley grabadas por Dios mismo. Al llegar al pie de la montaña, ve al pueblo danzando alrededor del becerro. 

Enojado, tira al suelo las tablas de la Ley, que se rompen en pedazos (Ex. 32: 19). Fue una demostración pública de ira. Pero Moshé no fue criticado por este acto, realizado enteramente por su propia voluntad.(1) Resh Lakish, al comentar el pasaje en que Dios le ordena a Moshé hacer un nuevo juego de tablas para reemplazar a las que “tú has roto” (Ex. 34: 1) dice que Dios estuvo, de hecho, dando su aprobación al acto de Moshé.(2)

Los sabios fueron aún más allá. Concluyeron que la frase de la Torá que establece que “En Israel no ha nacido ningún otro profeta como Moshé, que conoció al Señor cara a cara…ni ha existido mano más poderosa, maravillas asombrosas como las que desplegó Moshé ante todo Israel.” (Deut. 34: 10-12). Con respecto a la “mano poderosa” se refiere, dicen, a la rotura de las tablas.(3) En otras palabras queda representado como uno de los grandes actos de coraje y liderazgo.

Muchos años más tarde Moshé debió enfrentar una nueva crisis. El pueblo había arribado a Kadesh. No tenían agua. Ellos se quejaron. Una vez más Moshé manifestó su enojo. Dios le dijo que hable a la roca, él la golpeó dos veces y el agua brotó. Esta vez, sin embargo, en vez de elogiarlo por lo que hizo, Dios le dijo “Porque no has confiado en Mí para santificarme frente a los israelitas, no llevarás a esta asamblea a la tierra que Yo les he dado” (Num. 20: 12).

Las dificultades de este pasaje son bien conocidas. Cuál fue el pecado de Moshé? No resulta desproporcionado el castigo? Mi interés en este caso es la comparación entre los dos eventos. En ambos casos, el pueblo estaba por descontrolarse. En ambos casos, Moshé tuvo un gesto de enojo. Por qué en un caso fue elogiado y en el otro condenado? Por qué la demostración de enojo fue apropiada una vez y no la otra? El enojo de un líder está siempre mal o a veces es necesario?

La respuesta fue dada por Maimónides en su código legal, Mishné Torá. En sus Leyes de Carácter, nos dice que en términos generales debe seguirse un camino medio en la vida emocional. Pero hay dos sentimientos en los cuales Maimónides afirma que no debe ser así, sino que debemos luchar para eliminarlos enteramente de nuestra vida emocional: el orgullo y la ira. Sobre esta última dice:

El enojo es un cargo sumamente malo, y uno debe distanciarse de él yendo hacia el otro extremo. Debe entrenarse para evitar el enojo, aun ante un  motivo cuya respuesta más apropiada fuera la ira. Los sabios de la antigüedad decían: “el que sucumbe a la ira es como si practicara la idolatría.” Y también “El que se deja llevar por la ira, si es sabio, su sabiduría lo abandonará, y si es profeta, perderá su profecía.” Y además, “La vida de un ser irascible no es vida.” O sea que nos han enseñado a mantenernos apartados de la ira, y a entrenarnos para mantener la calma aun frente a una provocación. Esa es la forma correcta. (4)

Sin embargo agrega una importante aclaración:

Si uno quiere impartir reverencia a sus hijos y a su familia, o en público si es el director de una comunidad, y desea mostrar enojo para inducirlos a retornar por la buena senda, debe aparentar enojo como enseñanza, pero manteniendo internamente la calma. Como si estuviera enojado, pero no estándolo en absoluto.(5)

Según Maimónides, la emoción que genera la ira es siempre la respuesta equivocada. Puede que sea inevitable sentirla, pero debemos tener presente que mientras dura, estamos dominados por una emoción incontrolable. Es por eso que la ira es tan peligrosa. Es, utilizando la terminología de Daniel Kahneman, aplicar el pensamiento rápido cuando debiéramos pensar despacio.

Entonces, qué debemos hacer? Maimónides, acá y en otros textos, adopta una posición que ha sido fuertemente reivindicada por el descubrimiento de los especialistas en neurociencias sobre la plasticidad del cerebro. El entrenamiento intensivo durante un período prolongado nos rediseña el circuito neural. Podemos desarrollar nuevas pautas de respuesta, inicialmente mediante autocontrol intenso, y eventualmente mediante el hábito. Eso es especialmente difícil de hacer en el caso del enojo, y es el motivo por el cual es necesario trabajar tan intensamente para erradicarlo de nuestro repertorio emocional.

Maimónides dice, sin embargo, que hay una diferencia fundamental entre sentir el enojo y demostrarlo. A veces es necesario que un padre o madre, un maestro o líder, simulen el enojo – mostrarlo pero sin sentirlo. Es un golpe de efecto. Cuando una persona con autoridad manifiesta enojo, el individuo o el grupo al que va dirigido está en peligro, y lo sabe. Es casi como aplicar un shock eléctrico, y muchas veces sirve para poner a la persona o al grupo en orden. Pero es una estrategia de alto riesgo. Trae el peligro de que también puede producir una respuesta equivalente, empeorando la situación en lugar de mejorarla. (6) Es un arma para usar raras veces, pero en ocasiones es la única posible.

La pregunta clave ahora es: es este el momento para manifestar enojo o no? Eso requiere un criterio cuidadoso. Cuando hay gente bailando alrededor de un ídolo, la ira es la respuesta justa. Pero cuando no hay agua y el pueblo protesta porque tiene sed, es equivocada. (7) Su necesidad es real, aunque no la haya expresado de la mejor manera.

Entonces, resumiendo: no debemos sentir enojo nunca. Pero en algunas ocasiones debemos manifestarlo. Y esto lo digo por una experiencia propia que me cambió la vida.

En una época fumaba en pipa. Estaba mal, y yo lo sabía. Hay una mitzvá que obliga a cuidar la propia salud y fumar produce daño de múltiples maneras. Pero la adicción existe, y puede ser muy difícil de curar aun sabiendo perfectamente cuánto se daña uno mismo y a los demás. Durante años intenté dejar de fumar, sin éxito. Entonces una persona a quien yo respetaba mucho se enojó conmigo. Fue un enojo desapasionado, pero yo lo sentí como una bofetada en la cara.

Me curó. El impacto fue tan grande que dejé de fumar para siempre. La experiencia de sentir el enojo de otro en carne propia me cambió la vida. E incluso puede que me haya salvado.

Este fue un descubrimiento difícil. Cuando uno ejerce el liderazgo, no es infrecuente recibir el enojo de otros. Uno aprende a vivir con él y no permitir que lo deprima ni que lo desvíe de su rumbo. Pero no es lo mismo cuando una persona que me quiere me manifiesta su enojo, no porque esté en desacuerdo con algún tema sino simplemente porque ve que me estoy haciendo daño. Es algo que puede cambiar tu vida como pocas cosas lo pueden hacer.

La distinción que hace Maimónides ahora se torna más visible. El enojo terapéutico, si es que se puede llamar así, está ejecutado no emocionalmente sino mediante un criterio cuidadoso y un juicio deliberado de qué es lo que la circunstancia del momento requiere. El ejecutor que lo transmite no siente enojo sino que sólo lo demuestra. Y eso es lo que hace que sea más impactante.

Hay familias y culturas en las que el enojo se utiliza con demasiada frecuencia. Esto es abusivo y dañino. El enojo es malo para la persona que lo siente y frecuentemente para el que lo recibe. Pero a veces hay situaciones que lo requieren, como el caso de frenar un comportamiento que puede causar daño, y no hacerlo puede significar una forma de complicidad. Amigos y familiares, con la intención de ser bondadosos y tolerantes, pueden hacer que la persona sea adicta a malos hábitos, a costa de su felicidad y la de los demás.

Con respecto a Moshé, Maimónides nos enseña que debemos tratar de vencer nuestros sentimientos de ira. Pero cuando vemos que una persona o un grupo actúa mal, quizás debamos mostrar enojo aun sin sentirlo. A veces las personas necesitan ese shock para ayudar a cambiar sus vidas.

 


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